1. Acudir a un profesional

Además de tener viviendas seleccionadas, te garantiza asesoramiento legal y financiero sobre las transacciones y conoce las características de la vivienda, tanto del estado de la construcción, como legales (si tiene cargas o afecciones). Un profesional está al corriente de todo lo que respecta a una vivienda, de fuera a adentro y de adentro a fuera: conoce el estado del producto, los precios de mercado, la zona a nivel geográfico y todos los servicios que hay alrededor de la vivienda que le puedan interesar al cliente. Además se asegura de que la vivienda tenga la cédula de habitabilidad, el certificado de eficiencia energética y que esté al corriente del pago todos los impuestos y suministros. Una agencia inmobiliaria puede tener inmuebles que no están anunciados por internet, por petición expresa del propietario. Del mismo modo que también podemos ofrecer el servicio de agente del comprador y buscar para el cliente una vivienda de segunda mano a la carta.

2. Sospesar la relación calidad precio.

En el caso particular de las viviendas de segunda mano tiene que haber una relación calidad precio coherente con el año de construcción y de las reformas o no que se le hayan hecho. La ubicación también es muy importante, los mismos metros construidos en diferente ubicación pueden ser un cambio muy sustancial en el precio de un inmueble.

3. Tener en cuenta la orientación.

La orientación de una vivienda parece un factor secundario pero es muy importante, sobre todo de cara a la eficiencia energética de la vivienda. La importancia de la orientación también depende del uso que se le dé a la vivienda. Si estás comprando un piso de segunda mano vacacional y de playa, que esté orientada al norte no es tan grave porque recibirás menos horas de sol, pero en principio, no te afecta del mismo modo que si es una vivienda habitual para todo el año en una zona de montaña. En esta línea, también hay que fijarse en qué es lo que tienes delante de la vivienda, si está previsto que se construya algo que te tapará las vistas.

4. Conocer el estado de construcción de la vivienda.

Un edificio que tenga más de 30 años puede tener problemas o afecciones constructivas que bajen el precio de la vivienda ya que en unos años necesitará afrontar una rehabilitación. Este es un factor importante a valorar cuando se compra una vivienda de segunda mano, aunque también puede ser una oportunidad.

5. Certificado de eficiencia energética y lo que conlleva.

Parece ser que el Certificado de Eficiencia Energética aún no es determinante. Tiene mucha importancia pero aún no estamos acostumbrados a darle el valor que merece. La gente no pregunta por el certificado en sí mismo, pero sí que preguntan por las cosas que precisamente evalúa el Certificado, por ejemplo, si hay un buen aislamiento, si hay instalaciones de gas o calefacción comunitarias o qué tipo de calefacción tiene la vivienda, etc.